Un lugar soleado para gente sombría - Mariana Enriquez
- Marcos Oteiza
- 17 may 2024
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 3 jul 2024

Conocí a Mariana, como creo que hizo mucha gente, con su colección de relatos Los peligros de fumar en la cama. Recuerdo especialmente un relato que me apeló en particular por la intersección de temas e ideas, una pequeña viñeta sobre los seres que habitan las calles de Barcelona, descritos por Mariana de tal forma que no puedo evitar asociarlos a los hobos de la tercera temporada de Twin Peaks.
Pero fue con Nuestra parte de noche donde caí rendido. Por supuesto entiende que lo terrorífico tiene algo de fascinante precisamente por misterioso y desconocido. El asomarse al abismo y no ver donde hace fondo, pero es que partiendo de eso lo adereza todo con la iconografía y la estructura jerárquica propias del ocultismo, es decir, nos gusta no saber qué hay al otro lado pero nos gusta imaginar que está ordenado y que tiene un sentido y, no sé, que responde a una estética. Si además le añades que es una novela dividida en varias secciones, con saltos temporales y cambios de puntos de vista y protagonistas, pues claramente me iba a caer en gracia.
Ando triste pensando en cuánto tardará Mariana en escribir otra novela de esas dimensiones (lo sé, tiene cosas anteriores publicadas), pero mientras tanto Un lugar soleado para gente sombría, su última colección de relatos, me ha parecido un salto de calidad tan grande respecto a Los peligros... que no puedo quejarme realmente.
Ahora un pequeño vistazo a cada uno de los relatos:
Mis muertos tristes
Forma espectacular de empezar la colección. Aquí defendemos a muerte la importancia de ordenar bien, principalmente en los álbumes de música pero creo que puedo extrapolarlo a este libro y creo además que a Mariana le parecerá bien. Por seguir con el símil si Un lugar soleado... fuera un álbum ha decidido arrancar con un heavy hitter, un buen 'aquí estamos aquí lo llevas'. Ahora bien, esta estrategia tiene sus peligros, porque si empiezas con la artillería pesada corres el peligro de que el resto del proyecto se desinfle y que el espectador/lector pierda interés porque lo que sigue está demasiado desconectado de esa promesa inicial. Le pasa al 13 de Blur, y pasa también un poco con Let It Bleed de los Stones, Gimme Shelter es tan indiscutible que cuando llegan Love In Vain y Country Honk no sabes dónde poner tu entusiasmo (sobre todo si no te pones a los Stones buscando baladas country).
En fin, no es lo que sucede con este relato. Es un Entre Fantasmas argentino con una protagonista muy carismática, su posición de vidente entre su comunidad nos permite relajarnos y contemplar las viñetas fantasmagóricas y gore que propone con cierta tranquilidad, y cuando hemos bajado la guardia viene el tramo final. Un relato increíble.
Los pájaros de la noche
Un cuento alucinado con una narradora nada confiable que es el monstruo y a la vez la víctima o la testigo del horror. Se siente como entrar en terreno pantanoso y pringarse con sustancias desconocidas mientras tu anfitrión te mira sin darse cuenta de tu incomodidad. Un poco lo que se siente al ver Salad Fingers. Hay, eso sí, unos pasajes bellísimos sobre los cantos de los pájaros y las leyendas a las que va asociado cada uno.
La desgracia en la cara
Este es, salvando las distancias, un mini-Nuestra parte de noche. Me refiero a que es un relato intergeneracional, con saltos temporales y cambios de narrador inesperados, personajes que pivotan del fondo al primer plano, y una exploración sobre el trauma heredado, lidiar con él o aceptar los peligros de ignorar esa herencia. Hay un juego constante con las ideas de identidad-rostro-máscara.
Julie
Qué cosa tan incómoda de leer. Qué fácil odiar a los familiares que han decidido ir a vivir a USA y ahora hablan en inglés entre ellos como si no pudieras entenderles. En su último tercio se vuelve una especie de road trip raro y estoy de acuerdo con Mariana (o con la prota al menos) en su opinión sobre las comunidades nicho de internet, enternecedoras e inquietantes a partes iguales.
Metamorfosis
Fue empezar a leer esto e inmediatamente pensé en lo urgente que es que alguien intente adaptarlo al cine o al menos lo use de partida. Está todo ahí, el body horror de Cronenberg y el bebé mutante de Eraserhead, la tatuadora que pone Slipknot en su consulta y su contacto clandestino...
Respecto al personaje de la tatuadora, este pequeño brochazo descriptivo es sin duda una de las mejores partes de todo el libro:
Virginia tiene dos cuernos de silicona sobre las cejas, no muy grandes. (...) Hace poco me mandó una foto con su nuevo cuello: totalmente tatuado de negro. En la imagen ella está apoyada sobre un fondo oscuro y parece que su cabeza flota. Es una gran foto.
Es que Enriquez a veces tiene una capacidad para evocar imágenes muy poderosas, cómo no voy a querer que las lleven a la pantalla.
Un lugar soleado para gente sombría
Ah, el tema que da título al álbum. Siempre va uno con expectativas, espera que proporcione algún tipo de unidad discursiva a todo el proyecto. No sé si tiene sentido esta comparación pero este relato es una absoluta maravilla.
Usar el caso real de Elisa Lam, uno de los más célebres de la cultura de internet, para poner en marcha todo el dispositivo narrativo que luego ramifica hacia otros lugares, es una idea brillante. Al fin y al cabo todos somos pequeños detectives cuando entramos a lugares de dudosa reputación de internet para leer sobre leyendas y fábulas contemporáneas y compartir nuestras teorías y conspiraciones. Se crea una mitología colaborativa que nos apela, y que en última instancia habla más de nosotros mismos y de cómo entendemos el mundo que de la realidad de la que parte.
Es precisamente eso lo que pasa en esta historia, y lo más espectacular es que el clímax llega de forma inesperada, la búsqueda de un misterio lleva al encuentro de otro, uno hace lo que puede pero a veces solo queda sentarse y contemplar la magia y el misterio sin tener ni idea de lo que estás mirando pero con lágrimas en los ojos.
Los himnos de las hienas
El más inconsistente de todos. Inicia de forma muy prometedora, con los personajes comentando el incendio del zoológico (de nuevo Mariana con sus imágenes contundentes). Creo que la propuesta es algo que en teoría debería interesarme bastante, pues parece hablar sobre la huella que dejan en los espacios aquellos que lo han habitado en el pasado, marcas sobre la piedra que reverberan hasta el presente. En definitiva, un tema que también he explorado en mis proyectos. Pero el momento álgido llega sin previo aviso y, a mi parecer, sin mucha razón de ser.
Diferentes colores hechos de lágrimas
¿No hay algo de exploitation en este relato?¿Algo pulp? Lo primero, buena referencia a la canción de la Velvet, uno de mis versos favoritos de la banda. Menciono el exploitation porque el terror se presenta de forma muy directa, casi tosca (¡no es peyorativo!). Es casi una fábula sobre los peligros de la codicia, los personajes son inmediatamente castigados por querer sacar beneficios de la ropa de una fallecida. En ese sentido termina siendo un relato muy refrescante ya que no es el registro habitual de la escritora e invoca mejor que ningún otro el terror en su faceta pop de disfrute estético y comentario social de brocha gorda.
Cementerio de heladeras
Uno de los puntos álgidos de la colección. Ese paisaje de neveras abandonadas, en la que cada una puede potencialmente esconder un secreto terrible, es instantáneamente icónico. Si además lo acompaña una narradora poco fiable, que ni siquiera quiere ser la narradora y que se etiqueta a sí misma casi como la villana, poco más le puedo pedir. Hay una reflexión en particular que me pareció de las más logradas, una idea sobre reprimir los recuerdos o mentirse a sí mismo de forma tan natural que cuando uno se da cuenta de su propia mentira se sorprende (perdón por lo críptico de la frase, me refiero a cuando a la prota le preguntan qué es lo peor que ha hecho en su vida).
Un Artista Local
El relato dedicado a Carlo Padial y Desirée de Fez. Cierto es que se vuelve mucho más divertido si te imaginas a la pareja protagonista con sus caras, pero funciona de base porque es otra de esas concesiones a la tradición del terror ochentero cronenbergiano, la nueva carne, etc. Esta vez hasta tenemos un "montruo" en condiciones, con su discurso malvado y todo. Curiosamente es la alineación con el relato clásico lo que hace que sus desviaciones más contemplativas (aquí hay cosas sobre el éxodo rural y sobre la relación accidentada de los urbanitas con ese rural) funcionen tan bien, supongo que cuando conoces las reglas del juego cualquier cosa que salga del molde y que se cuele por las grietas se vuelve mucho más interesante. Es una fina línea, difícil de atravesar, la de hacer malabares con lo clásico y lo experimental, pero es lo más divertido del mundo.
Ojos Negros
Esto es como acabar el disco con un When The Levee Breaks. Pienso particularmente en cómo suena esa batería y ese eco, como desde un sitio muy profundo, acuoso, oxidado.
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